Bailar junto a esa chica es peligroso,
exige ser un gran funambulista.
Sus piernas dan a un túnel prodigioso
y es fácil derrapar en su
autopista.
Intento ser su héroe
o el mafioso que besa en
la pantalla a una corista.
Fingir ante su ruido silencioso,
callar cuando la muerte pasa lista.
No acepta ni un te quiero,
ni un consejo.
Su boca sólo pide dinamita;
su cuerpo, tu esperanza y tu pellejo.
Lo malo es que mi miedo a ella le excita,
es puro rock and roll; y ante el espejo,
prefiere que le llamen ‘SEÑORITA’.
Luis Ramiro.