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lunes, 28 de noviembre de 2011

Vivir siempre implica arriesgar.

Ya veo que esas cosas no se pueden explicar. Antes me formaba yo idea del día y de la noche. ¿Cómo? Verás: era de día, cuando hablaba la gente; era de noche, cuando la gente callaba y no se escuchaba más que el tic-tac de los relojes. Ahora no hago las mismas comparaciones. Es de día, cuando estamos tú y yo; es de noche, cuando nos separamos.




Lo importante no es llegar, sino saber mantenerse.

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